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La tecnología RFID (Radio Frequency Identification) se está imponiendo hoy en día en numerosos sectores, logística, industria, salud, comercio, para mejorar la trazabilidad, la gestión de inventarios y reforzar la seguridad. Durante mucho tiempo dominados por los códigos de barras, estos campos experimentan una transición progresiva hacia sistemas más inteligentes y automatizados, de los cuales el RFID es uno de los pilares.

Aparecida ya en los años 1940 para usos militares, la RFID tiene su origen en los sistemas de identificación por radio utilizados durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), en particular por los británicos, que equipaban sus aviones con dispositivos emisores que permitían su reconocimiento por los radares aliados (sistema IFF – Identification Friend or Foe).

En 1973, Mario Cardullo presentó la primera patente para una etiqueta RFID activa dotada de una memoria regrabable, marcando un avance importante en el desarrollo comercial de la tecnología.

En los años 2000, empresas como Walmart invirtieron masivamente en RFID para optimizar su cadena logística, por un monto de 50 millones de dólares, contribuyendo a democratizar esta tecnología a gran escala.

La bajada progresiva del precio de las etiquetas, que hoy cuesta solo unos céntimos, y la miniaturización de los componentes han permitido una adopción masiva en nuevos campos como el seguimiento de inventarios, la ganadería inteligente, la captura de movimiento y los objetos conectados.

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Todavía muy utilizado, el código de barras sigue siendo una referencia en materia de identificación. Sin embargo, el RFID aporta ventajas decisivas en términos de lectura a distancia, rapidez y procesamiento masivo.

Este artículo te ayudará a comprender por qué esta tecnología está ganando cada vez más terreno, detallando el funcionamiento concreto de una etiqueta RFID, sus componentes y la manera en que se comunica de forma inalámbrica con un lector.

¿Qué es una etiqueta RFID?

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Una etiqueta RFID (también llamada etiqueta o transpondedor RFID) es un pequeño dispositivo electrónico que permite almacenar y transmitir datos a distancia. Funciona sin contacto, gracias a la interacción entre un chip electrónico, una antena y un lector RFID.
Cada etiqueta contiene un identificador único, y a veces información adicional según el uso. Esta tecnología permite una lectura automatizada rápida, fiable y sin visibilidad directa.

¿Para qué sirve una etiqueta RFID?

La tecnología RFID ya está presente en nuestra vida cotidiana, a menudo de forma discreta pero esencial. Permite, por ejemplo:

🔷El pago sin contacto con una tarjeta bancaria o un teléfono.

🔷El uso de títulos de transporte sin contacto (como el pase Navigo).

🔷El seguimiento de equipaje en los aeropuertos.

🔷La lectura automatizada de pasaportes biométricos.

🔷El paso rápido por caja en algunas tiendas mediante cajas inteligentes que detectan automáticamente los artículos.

Pero el RFID va mucho más allá de estos usos personales. También se impone en entornos profesionales muy variados:

🔷Seguimiento logístico de palets, cajas o contenedores.

🔷Gestión automatizada de inventarios en almacenes.

🔷Identificación de equipos o herramientas en la industria.

🔷Control de acceso a edificios o zonas seguras.

🔷Trazabilidad en el sector salud (ej.: expedientes, muestras, materiales).

🔷Localización de animales, ropa o vehículos.

🔷Automatización de flujos en tiendas o fábricas.

¿De qué se compone una etiqueta RFID?

Una etiqueta RFID se compone generalmente de tres elementos principales:

1. Chip electrónico (o microchip)
Contiene un identificador único (ID) y a veces datos complementarios (lectura/escritura). Es el "cerebro" de la etiqueta.
2. Antena
Capta las señales de radio emitidas por el lector RFID y permite que el chip envíe una respuesta. La antena determina el alcance de la lectura.
3. Soporte o carcasa
Puede ser una simple pegatina flexible (etiqueta RFID) o una carcasa rígida y estanca para entornos industriales exigentes. El formato varía según el uso (tarjeta, etiqueta, etiqueta robusta, etc.).

¿Cómo funciona la comunicación RFID?

Estas son las principales etapas del proceso RFID:

1. Emisión de un campo de radio
El lector RFID genera un campo electromagnético a una frecuencia dada (LF, HF o UHF).

2. Recepción por la etiqueta RFID
 La etiqueta RFID, cuando entra en la zona del campo, capta esta señal a través de su antena.

3. Activación del chip
 El campo electromagnético alimenta el chip (en el caso de etiquetas pasivas), que se activa.

4. Transmisión de datos
 El chip devuelve su información a través de la antena. El lector la capta y la transmite a un sistema informático (ERP, WMS, IoT) para su procesamiento.

Etiquetas activas, pasivas o semipasivas: ¿cuáles son las diferencias?

Existen varias categorías de etiquetas RFID, cada una adaptada a necesidades específicas en términos de alcance, coste, autonomía y entorno de uso. Elegir el tipo correcto de etiqueta es crucial para garantizar el rendimiento y la fiabilidad de tu solución RFID.

Imágenes comparativas de tags RFID: pasivo, activo y semipasivo. Visualización de los diferentes formatos físicos de cada tipo de tag RFID, según su fuente de energía y funcionalidades en logística, trazabilidad e industria.

 

Etiqueta RFID pasiva

Las etiquetas RFID pasivas son las más comunes en el mercado debido a su simplicidad, bajo coste y adaptabilidad a numerosos usos. A diferencia de las etiquetas activas, no poseen ninguna fuente de alimentación integrada: es la energía emitida por el lector la que las activa, permitiéndoles transmitir los datos que contienen. Esto las hace ideales para despliegues a gran escala en entornos variados.

Estas son sus principales características:

🔷Sin batería
🔷Utiliza la energía emitida por el lector RFID para funcionar
🔷Alcance: algunos centímetros a varios metros
🔷Costo: bajo, ideal para grandes volúmenes
🔷Uso: logística, comercio, salud

Existen varios tipos de etiquetas RFID pasivas, clasificadas principalmente según su frecuencia de funcionamiento:
LF (baja frecuencia, 125–134 kHz): alcance corto, adecuado para entornos metálicos o húmedos, a menudo utilizado para control de acceso.

HF (alta frecuencia, 13,56 MHz) : alcance medio, común en tarjetas de transporte, bibliotecas o pagos sin contacto.

UHF (ultra alta frecuencia, 860–960 MHz): alcance más largo (hasta 12 metros), especialmente utilizado en logística y gestión de inventarios.
 tiempo buscando los equipos necesarios.

Comparación visual de longitudes de onda RFID: BF (baja frecuencia, onda larga), HF (alta frecuencia, onda media) y UHF (ultra alta frecuencia, onda corta). Representadas con referencias visuales como la Torre Eiffel, autobuses escolares y una regla.

 

Etiqueta RFID activa

Las etiquetas RFID activas están equipadas con una batería integrada que les permite emitir una señal de radio de forma autónoma, sin depender de la energía de un lector. Esta capacidad les otorga un alcance de lectura mucho mayor, lo que las convierte en soluciones adecuadas para usos más técnicos o críticos.

Estas son sus principales características:

🔷Con batería integrada
🔷Emite de forma autónoma una señal de radio
🔷Alcance: hasta cien metros
🔷Costo más elevado, uso especializado
🔷Uso: seguimiento de activos móviles, seguridad, rastreo en tiempo real

Estas etiquetas se utilizan a menudo para la monitorización en tiempo real, el control de acceso a larga distancia, o el seguimiento de vehículos, contenedores o equipos sensibles.

Etiqueta RFID semipasiva (o semiactiva)

Las etiquetas RFID semipasivas, también llamadas semiactivas, disponen igualmente de una batería integrada, pero solo la utilizan para alimentar su circuito interno, y no para emitir de forma continua. La emisión de datos se produce únicamente cuando un lector RFID interactúa con ellas, lo que les permite consumir menos energía que las etiquetas activas y, al mismo tiempo, ofrecer un mayor alcance que las pasivas.

Estas son sus principales características:

🔷Batería integrada, pero solo transmite cuando es activada por un lector
🔷Mejor autonomía que la activa, menos costosa
🔷Uso: entorno industrial, trazabilidad sensible

Este tipo de etiqueta se utiliza preferentemente en entornos industriales exigentes, especialmente cuando se requiere combinar longevidad, alcance extendido y precisión de detección, sin recurrir a un emisor activo continuo.

Comparación de tags RFID pasivo, activo y semi-pasivo según fuente de energía, alcance de lectura y uso típico: logística, trazabilidad, seguridad, industria o entornos ATEX. Infografía de UBI Solutions.

RFID: ¿qué ventajas concretas frente a las tecnologías tradicionales?

Adoptar la RFID no es simplemente una elección tecnológica: es un verdadero motor de transformación operativa. Esta tecnología inalámbrica permite optimizar los flujos logísticos, automatizar tareas repetitivas y mejorar la fiabilidad de los datos recogidos en el terreno.

Comparada con soluciones tradicionales como el código de barras, la RFID presenta varias ventajas técnicas importantes. En primer lugar, no requiere contacto físico ni alineación visual entre el lector y la etiqueta. Un lector RFID puede interrogar simultáneamente a varias decenas de etiquetas, a distancia, e incluso a través de materiales no metálicos. Este modo de lectura rápido y sin línea de visión permite un ahorro de tiempo considerable en los procesos de identificación.

ES - Comparativa RFID vs Código de barras

Además, las etiquetas RFID ofrecen mayor flexibilidad en cuanto a datos. A diferencia de los códigos de barras, cuyas informaciones son estáticas, las etiquetas RFID pueden contener datos regrabables. Esta característica permite actualizar la información a lo largo del ciclo de vida de un producto o equipo, lo que facilita la trazabilidad, el seguimiento de estado o la gestión de eventos logísticos.

Por último, la robustez de las etiquetas RFID, disponibles en formatos reforzados, las hace aptas para operar en condiciones difíciles (temperaturas extremas, humedad, polvo, entornos industriales exigentes). Esta durabilidad les permite mantener su rendimiento allí donde otros sistemas fallan.

Estas especificidades explican por qué la RFID es cada vez más adoptada en sectores como la logística, la industria, la salud o la distribución, especialmente por su capacidad de adaptarse a entornos complejos y exigentes.

Estos son los principales beneficios operativos asociados a esta tecnología:

🔷 Lectura sin contacto y sin visibilidad directa
Los lectores RFID pueden captar la información de varias etiquetas simultáneamente, sin necesidad de alineación visual directa. Esta lectura a distancia permite identificar rápidamente un gran número de objetos sin intervención manual. Por ejemplo, un carro que pasa bajo un arco RFID puede ser inventariado completamente en cuestión de segundos.

🔷 Automatización de inventarios
La RFID permite realizar inventarios en tiempo real, sin manipulación manual, gracias a la comunicación automática entre las etiquetas y los sistemas de información. Esta automatización favorece ciclos de inventario más cortos y frecuentes, sin interrumpir la actividad operativa. Es especialmente útil en almacenes, centros logísticos o puntos de venta.

🔷 Reducción de errores humanos
Al eliminar la necesidad de escanear cada artículo uno por uno, la RFID reduce considerablemente los errores de introducción de datos, los olvidos de lectura y los duplicados. La fiabilidad de los datos se refuerza, lo que limita las pérdidas, litigios, errores de stock y mejora la calidad global de las decisiones operativas.

🔷 Resistencia a entornos extremos
Las etiquetas RFID pueden diseñarse para resistir condiciones severas: calor, humedad, polvo, productos químicos, o incluso atmósferas explosivas (zonas ATEX). Por ello, son adecuadas para sectores donde las etiquetas tradicionales no bastan, como la industria pesada, la construcción o la gestión de residuos.

🔷 Aumento de la productividad y retorno de inversión rápido
Gracias a la reducción del tiempo dedicado a tareas de control, búsqueda o identificación, la RFID contribuye a una mejora medible de la productividad. Facilita las operaciones, disminuye los errores de gestión y permite a menudo observar un retorno de inversión desde los primeros meses de uso.

¿Cómo se integra la RFID en nuestras vidas? Usos cotidianos y casos concretos en la industria

La RFID ya forma parte de nuestra vida cotidiana, a menudo sin que nos demos cuenta. Se utiliza en numerosas aplicaciones familiares: pago sin contacto, tarjetas de acceso, telepeaje en autopistas, pasaportes biométricos, tarjetas de transporte, e incluso el seguimiento de equipaje en los aeropuertos. Estos ejemplos ilustran la versatilidad y discreción de esta tecnología.

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Pero más allá de estos usos personales, la RFID – especialmente en su versión UHF (Ultra Alta Frecuencia), que permite mayor alcance y una lectura más rápida – también está transformando profundamente el funcionamiento de ciertos sectores profesionales. Un caso especialmente ilustrativo es el del retail y la distribución.
En este contexto, las etiquetas RFID UHF se colocan directamente en los productos, permitiendo rastrear cada artículo a lo largo de toda la cadena logística, desde el almacén hasta la estantería. Durante la reposición en tienda, un empleado puede identificar en segundos cientos de artículos usando un lector portátil o un arco fijo, sin escanear manualmente cada producto. Algunas cadenas van aún más lejos con cajas automáticas: el cliente coloca sus artículos en una zona de lectura y todas las etiquetas son detectadas instantáneamente, sin manipulación ni lectura visual. Esto reduce errores, acelera las transacciones y mejora la experiencia del cliente.

Un ejemplo concreto de implementación exitosa es el de West Cheval, empresa especializada en la venta de material de equitación. Ubicada en el Pôle Européen du Cheval, gestiona tanto una tienda física como un e-commerce con más de 1.000 marcas. Antes de la implantación de la RFID, los inventarios suponían una gran carga, movilizando a todo el equipo durante dos días, con frecuentes diferencias de stock que afectaban a la calidad del servicio y a las ventas.
Para solucionarlo, West Cheval adoptó la solución de trazabilidad UBI Retail Boost, que permite trazar cada producto desde su recepción hasta su venta, tanto en tienda como online. Gracias a la tecnología RFID, la empresa realiza ahora un inventario completo cada mes en solo 1 a 2 horas, con solo dos personas. Las diferencias de stock se han reducido considerablemente, la visibilidad en tiempo real de los inventarios se ha reforzado y la gestión de pedidos es más fiable.
Más allá de la eficiencia interna, el impacto también se ha traducido en una mejora del servicio al cliente, mayor reactividad en los canales de venta y un aumento de la facturación.

En el mundo profesional, y especialmente en sectores como el retail, la logística o la salud, la RFID se convierte en una palanca de rendimiento estratégico. Gracias a la RFID, las empresas pueden ahora ofrecer una experiencia de cliente más fluida, reducir errores, automatizar procesos complejos y aumentar su competitividad.
Así, tanto en nuestra vida diaria como en aplicaciones profesionales, la RFID se revela como un vector de transformación digital y una herramienta esencial para las empresas que buscan modernizarse, ganar en eficiencia y responder a las crecientes expectativas de los consumidores. Su capacidad de adaptarse a diversos entornos y ofrecer soluciones tanto simples como eficaces asegura a la RFID un papel clave en los próximos años.

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Ghizlane BATASSA

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